Sem. Marcelo Erazo (Ecuador – 2° Filosofía)
Un misionero podría desanimarse al no ver los frutos, una vida consagrada a Dios y a la evangelización parece precio demasiado grande cuando vemos que las personas por quienes nos sacrificamos siguen llevando el mismo genero de vida que tenían hasta ahora, cuando vemos que prefieren el baile y el alcohol a dedicarle tiempo a Dios. Esta es la situación de muchas personas en Cabanaconde. En el colegio del pueblo hay mas o menos 150 jóvenes y adolescentes, durante los 7 días de misión no se vio en Misa a más de 7 jóvenes, pero sí que se los vio en los festejos.
Sin embargo ¿Por qué debería uno desanimarse?, ¿acaso la obra es nuestra?, ¿Para quién hacemos las cosas?, ¿no es Dios quien da el crecimiento?, Dios no nos pide el éxito sino el esfuerzo, el Señor dueño del tiempo y de la historia tiene sus propios caminos y no se sujeta a nuestro parecer. ¿Quiénes somos para entrar en colera o desanimarnos?, ¿acaso hemos sugerido a Dios su proyecto? (como canta el salmo). Nosotros nunca podremos comprender los caminos de Dios, solamente en el cielo veremos todas las maravillas que Dios en su infinita misericordia a querido obrar a través de nuestro débil esfuerzo. ¡Cuánto bien puede hacer Dios en un alma por la palabra o el ejemplo del misionero!
Santo Tomas afirma que el bien espiritual de una sola persona es mayor que todo el mal junto. Si esto es así ¿Cómo podemos estar tristes?, ¿Por qué encolerizarse con las personas o el trabajo echo?, ¿ACASO Dios en su inmensa bondad no nos premia con la satisfacción de ver los frutos? El problema es que nosotros no los sabemos reconocer. En esta misión no fue solo una persona la que recobro la vida de la gracia sino muchas las que pudieron recibir los sacramentos y muchas otras se prepararon para recibirlos mas adelante.
Tal vez no se convirtió todo Cabanaconde, como de buena fe podríamos desear, pero ciertamente se obro según el plan de Dios y esto es sin duda lo más importante.
Que la Virgen del Carmen (patrona del pueblo) sepa suplir nuestras carencias y haga crecer y fructificar lo que por gracia de Dios pudimos sembrar.