El día comenzó muy temprano, a eso de las 4:15 de la mañana salimos de Arequipa con destino a Mollepata, un pequeño distrito de Cuzco, donde el día de la Exaltación de la Santa Cruz celebran su fiesta patronal, teníamos unas 14 horas por delante hasta llegar al lugar de nuestro destino.
Hasta llegar a Mollepata hay que cruzar muchos pueblos asentados entre valles y montañas, una característica muy particular en la mayoría de los pueblos de esta zona por muy pequeños o grandes que sean, se alzan majestuosos templos donde en la antigüedad y seguramente hasta el día de hoy se cantan alabanzas al rey del cielo, al ver estas construcciones es inevitable pensar en el ímpetu misionero de los primeros cristianos que pisaron estas tierras que nunca habían escuchado hablar de la verdad, debió haber sido muy grande el espíritu de fe y la sed de dar mayor gloria a Dios que motivaba a los primeros evangelizadores de esta zona a construir templos en pueblos tan alejados.
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Señor Manuel de la Exaltación
Aproximadamente a las seis de la tarde estábamos ya cerca de Mollepata, solo faltaba subir unos kilómetros, pues el pequeño distrito esta ubicado en la cima de un cerro, rodeado de mucha vegetación. Una de las historias que cuentan cómo surgió la devoción al “Señor Manuel de la Exaltación” como le llaman en el pueblo, nos hace saber que esta cruz de madera de unos cuatro o cinco metros fue un obsequio del rey Carlos V para el entonces Virreinato del Perú cuando estaban trasladando la imagen al lugar de su destino, al pasar por esta zona de Mollepata la cruz se volvió tan pesada que les resultaba imposible trasladarla, los humildes moradores entendieron que este era el lugar que el señor había escogido para que todos los Mollepatinos veneren con fervor a nuestro Señor Crucificado.
La llegada a Mollepata
Cuando al Fin llegamos al distrito nos esperaba el P. Florencio Gerry, y después de los respectivos saludos iniciamos la Santa Misa con todo el pueblo, al entrar al templo parroquial lo primero que se observa es la majestuosa figura de la cruz de nuestro señor en el retablo detrás del altar mayor, como si el señor quisiera que todo peregrino que visite Mollepata al ver a “Nuestro Señor de la Exaltación” recuerden el acto de redención de Jesucristo en la cima del Calvario. Pidamos pues que el Señor derrame abundantes bendiciones en nuestra misión y junto al pueblo Mollepatino elevemos nuestra oración al cielo diciendo: “No te olvides Señor Manuel de la Exaltación de los que lloran, de los ancianos y de todos los desamparados que acuden a ti”.